miércoles, 12 de diciembre de 2012

ACTIVACIÓN 12:12:12

Es evidente que estamos viviendo tiempos distintos, ya no es cuestión de escépticos  ya se puede observar como esta en la opinión de todo el mundo. Algunas fechas emblemáticas de activación se presentan, para dar inicio a una gran proceso de transformación,  es momento abrir  portales.

El miércoles 12 de diciembre 2012 se abrirá un nuevo y último portal antes del final del ciclo evolutivo en el que estamos inmersos.

Se trata de una especie de ensayo general, una réplica en menor escala de lo que sucederá 9 días después, el 21 de diciembre, el día del Gran Cambio.
Ese gran cambio vendrá fomentado por la llegada de una gran oleada de Amor hacia la Tierra. Una dosis extraordinaria de elevación de conciencia, que nos ayudará a todos a volver la mirada hacia el corazón, para comenzar a vivir desde él, sin hacerle caso al miedo.
El miércoles 12 de diciembre, 10 días antes del Gran Cambio, recibiremos una gran cantidad de energía de elevadísima frecuencia desde el sol central, para que nos vayamos preparando, para que nuestros sistemas se acostumbren a la nueva vibración que reinará sobre la Tierra a partir del día 21.

¿Qué sucederá a partir del 21 de diciembre de este año? Realmente, nadie puede asegurarlo con certeza, pues son muchos los factores a tener en cuenta.
Debemos ser conscientes de que el destino de la Tierra no es algo que esté escrito de manera literal en ninguna parte. Lo creamos cada día los seres humanos que habitamos en ella.
Somos nosotros los dueños del planeta, aunque durante mucho tiempo nos hayamos creído incapaces o pequeños. Somos nosotros los agentes activos del cambio. Cada uno de nuestros actos, palabras y pensamientos cuentan. Ésa es la magia creadora de nuestra intención.
Somos nosotros los que apoyamos o nos oponemos al cambio. Por lo tanto estamos determinando de manera extraordinaria el destino de la Tierra, nuestra amada Tierra, cada día. Todos los días.



Es nuestra responsabilidad el enfoque que le demos a nuestros actos, palabras y pensamientos. Con ellos creamos nuestro futuro. No sólo el individual, sino también el colectivo.

Afortunadamente somos muchos los que nos estamos uniendo para fomentar el cambio en armonía, responsabilizándonos de nuestras creaciones cotidianas, en nuestras vidas, con las personas con las que convivimos e incluso con aquéllos con los que más nos cuesta convivir.
Cuantas más personas seamos conscientes del poder creador de nuestras intenciones más armónico resultará el Gran Cambio.
Por ese motivo es muy importante que, durante todo el miércoles 12 de diciembre, nos enfoquemos en vivir desde el corazón, en proyectar amor y no miedo, ni odio, ni tristeza. En nuestras relaciones y hacia nosotros mismos.

ACTUANDO FRENTE A NOSOTROS

Parece que la verdad mas evidente es ,esto de hacer siempre lo máximo que se pueda porque…¿quién no actúa así desde siempre? Y, sin embargo, a poco que nos pongamos a observar –sobre todo mirando en nuestro interior- descubrimos que la forma de actuar del común de los mortales está basada en la ley del mínimo esfuerzo propio o en la teoría del máximo esfuerzo de los demás. Es decir, asentarse en una postura cómoda (y acomodaticia) que evite en lo posible el desgaste tanto físico como mental del individuo.

Sin embargo, están “los otros”, esas personas que sí que son capaces de hacer mucho más que los demás, simplemente porque son ambiciosos. Son los que trepan y llegan a la cima de la montaña porque han deseado el poder, el dinero, el relumbre social. Son los que han escalado hasta la cumbre apoyando sus pies no solamente en los salientes naturales sino también sobre las cabezas de muchos seres humanos.

Entre unos y otros, entre los que se dejan domesticar en silencio consentido y los que domestican con látigo sibilino se sitúan quienes tienen conciencia de su propio poder, conciencia de sus posibilidades individuales y actúan en consecuencia desarrollando la capacidad con la que han venido a este mundo.

No hace falta ser un genio para sentirse orgulloso de uno mismo; ni llevarse el premio fin de curso para reconocer la propia satisfacción por las cosas bien hechas. El premio, la medalla, la escarapela, no son más que aditamentos sociales para alimentar la vanidad. El orgullo por el trabajo bien hecho casi siempre se queda en nuestro interior; no necesita realmente ser cacareado a bombo y platillo.

 Ahí es donde está el auténtico trabajo, ese “hacer siempre lo máximo que se pueda”, en todos los ámbitos de nuestra vida, en cada ocasión, -importante o cotidiana- sin parar mientes en lo que piensen los demás o en lo que los demás esperan de nosotros que hagamos.
 Unas veces haremos mucho, otros días haremos menos en función de nuestro estado de ánimo, de la fuerza que nos sostenga en cada ocasión, pero es tan sencillo como poner “el alma” en todas las acciones que emprendamos por pequeñas que nos puedan parecer. 

Desde dedicarnos a cocinar echándole mucho cariño al asunto –que es el truco infalible para que los guisos sepan a gloria bendita-, hasta escuchar con una sonrisa en los ojos al amigo que está desahogándose (aunque sea por cuarta vez) con nosotros. Ayudar a los demás cuando nos piden ayuda y hacerlo desde el corazón si así lo sentimos; pero si tenemos que decir “NO”, hacerlo tranquilamente porque eso significa que nuestra esencia habla con palabras sencillas. Y quedarse tranquilo ante nuestra propia negativa porque eso quiere decir que, en ese momento, ese máximo que podemos hacer es muy pequeño, pero es lo real, lo auténtico y mala cosa es forzar el sentimiento y los dictados de la mente para complacer al prójimo.

Hacer siempre lo máximo que se pueda parece muy sencillo, pero no lo es tanto porque estamos acostumbrados a hacer “lo que nos da la gana” sin pararnos a reflexionar si ese dictado de nuestra voluntad no es también el discurso profundo de nuestra propia esencia y hacemos las cosas desde la mente sin sentirlas cuando bien podríamos hacer  coincidir ambas acciones y lograr un resultado mucho más “perfecto”.

“Di que no cuando quieras decir que no y di que sí cuando quieras decir que si: tienes derecho a ser tú mismo”.

 Habrá veces en que no seremos impecables con las palabras y sabremos que tenemos que seguir trabajando en ello; en otras ocasiones sufriremos por tomarnos como personal algo que deberíamos dejar correr y ese dolor nos hará aprender para la siguiente vez. Y cuando caigamos en la tentación de hacer suposiciones por cobardía o mala intención también podremos reconocer nuestra marca personal y decidir qué queremos hacer con todo ello.
 Quizás intentar “hacer siempre lo máximo posible” para sentir que llevamos las riendas de la propia vida en vez de dejar que sea ella, la vida, la que nos pase por encima sin que podamos hacer nada por evitarlo. Hoy puede ser el día perfecto, “Doce, del Doce, de Dos Mil Doce” para tomar CONSCIENCIA de todo lo que somos capaces de hacer, quitándonos –por fin- todo el MIEDO con el que hemos cargado durante demasiado tiempo. Hoy puede ser el día perfecto para acometer “eso” que nos ha frenado, “eso” que tenemos pendiente, “eso” que nos va a permitir ser felices.

Compilado: Anónimo Donoso.
http://www.leycosmica.org/
http://blogs.diariovasco.com




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