jueves, 1 de septiembre de 2011

EL CAMINO DE LOS SUEÑOS

Hay alguien que nos cuida desde detrás de la cortina. En verdad no estamos aquí, Es nuestra sombra.  ( Rumi )

Cada noche emprendemos viajes, tenemos encuentros terroríficos y maravillosos, nos dejamos poseer por un Dios Místico, volamos hasta lugares remotos en un instante, sufrimos temores, persecuciones, soledades, relaciones de amor, encuentros con ángeles, experimentamos cambios físicos… todas ellas, experiencias inimaginables durante la vigilia; a veces, recordamos con nitidez y otras veces la memoria nos juega el olvido.

¿Existe algún mensaje que nosotros podamos descifrar?

En el mundo antiguo, soñar era sagrado, brindaba la oportunidad de entrar en contacto con el mundo del espíritu y obtener consejos, guía, curación.

En muchos sitios de la Tierra se construyeron templos para que los iniciados durmieran en ellos, “incubaran” sueños curativos y encontraran respuesta para llevar acciones adelante.

En las “La puerta del Chamán”, Stephen Larsen cuenta acerca de los iroqueses de América del Norte y los senois de Malasia, los cuales son dos pueblos sin lenguaje escrito que viven en extremos casi opuestos del globo y, pese a ello, hay un parecido asombroso entre sus respectivas formas de tratar los sueños. Existen cuatro aspectos concordantes:




1.   Se reconoce el sueño como única clave o forma de acceder a una vida interior que es otra, es decir, no es la conciencia en estado de vigilia. Se cree que esta vida interior es tan o más real que el mundo en estado de vigilia.

2.     Se reconoce que dentro de la superficie normalmente caótica e incomprensible de los sueños hay un significado. 

3.     El sueño y la vida interior de la cual es símbolo, son la clave de lo que “va mal” en el hombre: varios tipos de enfermedad física, algunos problemas psicológicos, veleidad, incluso conflictos interpersonales y mala suerte. Por consiguiente, el sueño es la clave de la terapia.

4.  La representación de sueños es importantísima como técnica terapéutica. Se cree que los sueños piden una conversión en realidad. Puede que en algunos casos esto sea una realización literal de lo que el sueños quiere hacer, o si esto no es apropiado (en el caso de un acto de agresión, por ejemplo), una representación o resolución simbólica.”

El hecho de ser concientes de nuestros sueños es, por sí mismo,  un proceso curativo que nos pone en  contacto directo con nuestro mundo interno. Nos permite ampliar la experiencia de nosotros mismos y escuchar aquello que en estado de conciencia ordinaria es inalcanzable.

Se sabe que la incapacidad de soñar crea tensiones, irritación y desequilibrios psicosomáticos. Llegando a padecer, en el extremo,  alucinaciones durante la vigilia. Biológicamente es imposible no soñar, pero a veces, nuestro ritmo veloz e irreflexivo nos impide entrar en contacto con nuestro mundo onírico.

Con la publicación de “La Interpretación de los sueños” en 1899, Freud colocó los sueños al alcance de la investigación, considerando que aunque el verdadero significado del sueño queda oculto, son “el camino ideal hacia el inconsciente”.

Carl Gustav Jung  insistió en que el símbolo del sueño revela percepciones personales y del inconsciente colectivo, insistiendo que el soñante es quien debe cumplir un papel central en su interpretación…

…aunque esta revelación sutil de la psique no debería ser distorsionada por medio de interpretaciones intelectuales.
El trabajo con los sueños es una herramienta de autoconocimiento; y ya que soñar nos trae consigo verdades intransferibles, recursos y fuerzas que están esperando que los descubramos, podemos elaborarlos de diversas maneras: “Gestálticamente”, por asociación libre con algún elemento del sueño, seguir el sueño en la imaginación dándole un final soñando despierto, podemos danzarlo, pintarlo, escribir un poema que lo evoque y muchas otras. Es importante tener en cuenta la variante de trabajar los sueños en grupos, el encuentro con otros nos ayuda a celebrar el misterio ampliando la comprensión que podríamos tener a solas. 

En su libro: Sueños y Existencia, Fritz Perls nos dice:

“Si quieren trabajar por su cuenta, les sugiero entonces que escriban el sueño y hagan una lista de todos los detalles que aparecen en él. Tomen cada persona, cada cosa, cada estado de ánimo y luego trabajen sobre esto hasta convertirse en cada una de esas cosas”.

Moreno escribe en Psicoterapia de grupo y psicodrama (1959): “En la esfera de los sueños el psicodrama ha realizado progresos decisivos mediante los métodos de acción y de interpretación de papeles”. (p.135, ED. 1966, Fondo de cultura, México). “El relato de un sueño es, como se sabe, una repetición incompleta y desfigurada del sueño original. Al hacer posible la representación del sueño por medio de métodos psicodramáticos, puede hacerse emerger a la luz las partes inconscientes más profundas”.   

Se ha dicho que hacer objetos de arte o escribir poesías que capturen el sueño y le den un hogar nos enriquece. Si hallásemos el modo de materializar los contenidos del sueño, se transformaría toda nuestra cultura y la distancia entre vida interior y exterior se reduciría.

El trabajo con los sueños nos conduce a un verdadero despertar y la verdadera transformación se puede convertir en una parte activa y creativa de nuestras vidas.

Mucho se ha dicho y escrito de los sueños y ya sea que percibamos señales enviadas por un Ser Superior, aspectos propios proyectados o mensajes simbólicos del inconsciente que requieran ser interpretados, algo se hace necesario: dejar registro de esas experiencias, lo cual nos dará mayor conciencia del lenguaje que recreamos cada noche, ampliando recursos para responder al presente y permitiéndonos integrar nuestras alas; ya que, frente a los abismos, los pies comprueban sus limitaciones y es ahí donde las alas empiezan a tener razón de ser.”


 Fuente: http://www.saberalternativo.es/





























 

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